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Si no dormimos morimos

Los efectos que genera el mal sueño pueden ir desde una simple somnolencia hasta la presencia de un cuadro psicótico y la muerte.

En la actualidad, no dormir es un hábito más común de lo que se piensa. No dormimos porque debemos trabajar, por ver una película, por salir en la noche a comer o a bailar o, simplemente, porque rondan miles de preocupaciones en la cabeza que nos privan de descansar. Pero ¿qué pasa en nuestro organismo cuando no dormimos?

Existen muchos estudios que comprueban cómo nos vamos deteriorando e, incluso, cómo el hecho de no dormir nos vuelve ‘borrachos’ o hasta ‘psicóticos’. Por ejemplo, la Universidad de California y la Escuela Médica de Harvard realizaron un estudio, en 2007, y concluyeron que el mal sueño ocasiona la activación de ciertas regiones del cerebro, en un 60%, lo que causaría reacciones poco adecuadas y sin control. 

Graves efectos 

Para comenzar, hay que aclarar que los efectos de no dormir se manifiestan dependiendo de si la privación del sueño es aguda; es decir, se deja de dormir o se tiene mal sueño durante algunos días. O crónica, que es cuando ya se tienen varias semanas o meses en que la persona no está durmiendo bien y sufre las consecuencias. La aguda y la crónica, a su vez, se dividen en parcial o total.

El neurólogo y somnólogo Miguel Dávila Silva indica que la privación aguda total se refiere a que la persona dejar de dormir una, dos o tres noches completas. El efecto es una gran somnolencia, una pérdida de interés en las cosas que hay alrededor, una sensación de estar ausente. Puede estar irritable y excitable fácilmente.Puede tener baja concentración,muy bajo rendimiento.Entonces, esta somnolencia puede llevar a errores en el oficio, accidentalidad. Muerte, por ende, por ejemplo, si maneja un bus o es piloto. Cuando una persona sufre una privación aguda del sueño presenta un cuadro clínico parecido al de un guayabo. Duele la cabeza, está irritable, de mal genio, se le olvidan las cosas, tiende a quedarse dormido en cualquier lado. Además de esto, tiene alteraciones psicomotoras, se mueve de manera torpe, añade el médico somnólogo Franklin Escobar, director científico de la Fundación Sueño y Vigilia Colombiana. La privación aguda parcial, por su parte, es cuando no se duermen las 8 horas, sino que se resta tiempo; entonces, el sueño dura solo 6 o 5 horas. Esta también tiene efectos, como la privación anterior. Sin embargo, es mucho más tolerada, si es en poco tiempo, y si eventualmente se compensa durmiendo a las horas que uno tiene más sueño. “La propensión de dormir ocurre más a ciertas horas del día que a otras. Cuando usted se priva de sueño, sea aguda o parcialmente, pasa la noche en blanco, le da ataque de sueño a la 1 o 2 de la tarde, en general. En la medida que se vuelva crónica, los efectos se van volviendo más notorios. De la privación aguda parcial se pasa fácilmente a la crónica parcial”.

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En la privación aguda parcial y total los síntomas son muy similares. Dependen de la percepción que tenga la persona de su propio sueño. Ahora, la privación crónica parcial es la más común porque es cuando la gente se queja de mal dormir. Se ha desarrollado con la industrialización del mundo occidental, que ha hecho que las personas duerman cada vez menos y se priven voluntariamente del sueño.

Tiene diversos efectos, como bajo rendimiento laboral y escolar. Bajo de ánimo, desinterés por hacer actividades físicas, fatigabilidad, falta de concentración, atención y, por ende, memoria. Hay irritabilidad y disputas fáciles con vecinos, amigos, familiares y compañeros de trabajo. Por ende, baja calidad de vida, dice el doctor Dávila. Incluso, se da una tendencia a aumentar de peso, aumento del apetito por sustancias que engordan. En la privación aguda parcial también ocurre lo mismo. La posibilidad de engordar, entonces, aumenta los trastornos metabólicos, como la diabetes. Y se incrementa la propensión a padecer de hipertensión arterial. También influye en el riesgo de presentar apnea de sueño y en presentar errores en la toma de decisiones y la proclividad a accidentes de trabajo.

“La gente que tiene esta privación con frecuencia se queja de dolores somáticos, en los músculos. A veces también en las articulaciones”, añade el neurólogo. También se pueden bajar las defensas, hay más frecuencia de enfermedades, de virosis, de gripe, bronquiolitis, bronquitis; de enfermedades de tipo gastrointestinal, problemas de úlcera, gastritis, estreñimiento, síndrome de colon irritable, etc. Y de tipo cardiovascular: más arritmias cardiacas, infartos y accidentes cardiovasculares. 

Finalmente, “las personas que duran privadas del sueño durante 10 o 20 años son personas que tienden a desarrollar más cáncer de colon o de seno. Me refiero a personas que trabajan por turnos, por ejemplo, militares, policías, conductores, pilotos, la gente que trabaja en el área de la salud”, explica el somnólogo Escobar. La privación crónica total no es compatible con la vida, dice el doctor Dávila: “Nadie ha tenido privación crónica total por más de 200 horas”.

No obstante, el doctor Escobar agrega que se han desarrollado experimentos, privando a las personas del sueño. “A partir de la quinta noche, la persona desarrolla un cuadro psicótico de características paranoides. Un cuadro similar como consumir cocaína. A partir de los 7 a 12 días, hace arritmias cardiacas, problema en el sistema nervioso y habitualmente se muere. Esto está descrito en algunos experimentos que hicieron algunos alemanes en la II Guerra Mundial que privaban a las personas del sueño”.

Ahora, los expertos recomiendan dormir adecuadamente, alrededor de ocho horas diarias y, si existen días en que se pierden algunas horas de sueño, el doctor Escobar dice que esto se puede recuperar, pues el cuerpo tiene un mecanismo regulatorio para dormir al día siguiente. Entonces, la persona habitualmente puede recuperar la noche perdida en las 24 horas siguientes, durmiendo más horas de las que habitualmente duerme.

Si la falta de sueño es extrema o crónica, se recomienda acudir al especialista

¿Por qué se generan estos efectos?

El médico somnólogo Franklin Escobar explica que, cuando la persona no duerme, no se llevan a cabo los procesos fisiológicos de reparación de tejidos y de consolidación de las funciones mentales superiores durante la noche, que es para lo que el sueño sirve. Entonces, una persona que no duerme bien, agrega, tiene más problemas de memoria, de concentración; es un persona que se ve afectada en su fisiología normal. Por otro lado, se tiende a engordar durante la noche porque se produce una hormona que se llama la leptina, la cual produce el aumento de apetito y que se incrementa en las personas que no duermen. Y si aumenta la obesidad, a largo plazo, aparecen los trastornos respiratorios del sueño, diabetes, etc.

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En las personas que no duermen bien también está comprobado, dice el doctor Escobar, que las células que se encargan de las defensas, los linfocitos, en la noche, empiezan a tener una disfunción inmunológica que hace que se manifiesten más fácilmente las enfermedades de tipo infeccioso. Ahora, los efectos mentales aparecen porque en el ser humano, durante el periodo de descanso, dice el doctor Franklin, “se produce un cambio en la fisiología, en el metabolismo y en la reparación en los tejidos que se han deteriorado durante la actividad diurna, y se produce una serie de cambios fisiológicos que hacen que la persona tenga una buena salud. Cuando estos cambios fisiológicos se alteran por la falta de sueño, se produce disminución de neurotransmisores, en especial la serotonina o adrenalina, que tienen que ver con la ansiedad y la depresión; se alteran y llevan a que la persona se vuelva más ansiosa, irritable y se deprima a largo plazo”. Ahora, el riesgo cardiovascular se da porque, cuando se duerme mal, los lípidos en la sangre aumentan de nivel, entonces eso ayuda a aumentar el riesgo.

En cuanto a la baja de defensas y aparición del cáncer, Escobar indica que hay células y genes que se encargan de controlar que las células cancerígenas no se manifiesten rápidamente. Al no dormir, estas células se alteran, hacen que las defensas se disminuyan y que las bacterias o virus que están en el medio ambiente se manifiesten y se produzca tumores y este tipo de males.

En “un estudio que se hizo en EE.UU., durante más de tres décadas, en las mujeres aumentaron los casos de cáncer de colon y cáncer de seno, y esto tendría cierta relación con la falta de sueño”, agrega el especialista.