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Parece dulce, pero es una amarga enfermedad

Un estilo de vida sedentario y la práctica de malos hábitos alimenticios son los culpables del aumento de pacientes con diabetes en el mundo.

Según la Organización Mundial de la Salud, en la actualidad hay más de 422 millones de personas que padecen la enfermedad, siendo los países en vía de desarrollo los más afectados. Estudios han indicado que la diabetes es menos frecuente en el campo que en la ciudad, debido a que los campesinos comen menos, más sano y tienen mucha más actividad física gracias a su labor.

“Se cree que el aumento de las personas diabéticas en el mundo se debe a una condición genética, es decir, a una predisposición que se presenta más en algunas familias que en otras y se manifiesta con la diabetes tipo 2, que se hace más frecuente entre los hispanos que entre los blancos y caucásicos. Hay unos factores ambientales, como la obesidad, que facilitan su manifestación.

La edad también es un factor determinante en la aparición de la diabetes. Entre mayor es la expectativa de vida, mayor es la posibilidad de que la persona tenga diabetes”, asegura el endocrinólogo Pablo Aschner, subdirector de la Asociación Colombiana de Diabetes.

La obesidad es el factor que más influye en que aumente esta enfermedad en el mundo; cada vez, la gente come más y hace menos ejercicio. Se estima que, en el mundo, muere una persona cada siete segundos; es decir, unos cinco millones de personas, cada año, debido a la diabetes.

Según el libro Blanco, del Observatorio de Diabetes de Colombia, cerca del 7 por ciento de la población en el país padece de diabetes. Además, el 61 por ciento de los colombianos sufren de sobrepeso, uno de los mayores desencadenantes de este mal.

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¿Qué es la diabetes?

Es una enfermedad caracterizada por el aumento de los niveles de azúcar o glucosa en la sangre. “Hay unos criterios bien definidos que nos dice que, si la persona tiene un valor de glicemia o azúcar en la sangre mayor a 126 miligramos por decilitro, en ayunas, el paciente tiene diabetes”, afirma Aschner.

La enfermedad aparece cuando el páncreas produce poco o nada de insulina, necesaria para movilizar el azúcar de la sangre (glucosa) hasta las células.

Clases de diabetes

Tipo 1: el paciente tiene una predisposición genética. Se puede desarrollar a cualquier edad, pero se desarrolla con más frecuencia en niños y adolescentes (entre los 10 y los 16 años), y se debe a una falla del páncreas, a la hora de producir insulina. Sin la insulina suficiente, el azúcar se acumula en el torrente sanguíneo en lugar de entrar a las células y, por lo tanto, no se produce la energía necesaria.

Tipo 2: generalmente comienza en la edad adulta y es la más frecuente en el mundo. Se desarrolla lentamente y, en la mayoría de los casos, la persona tiene sobrepeso o es obesa al momento del diagnóstico. El problema radica en que la grasa del paciente dificulta al cuerpo el uso de la insulina de manera correcta.

Gestacional: es diagnosticada durante el embarazo a la mujer, pues las hormonas propias de la gestación bloquean el trabajo que hace la insulina. Puede desaparecer, luego del nacimiento del bebé; sin embargo, la mujer queda en riesgo y, tarde o temprano, puede desarrollar diabetes por lo que la paciente debe permanecer en chequeo constante, por si se vuelve a presentar.

Otros: hay enfermedades que pueden desencadenar la diabetes, como el sobrepeso. También hay tóxicos que pueden producir la enfermedad. 

El alto costo de la diabetes

 Se calcula que el manejo de la enfermedad tiene un costo superior a los 827.000 millones de dólares en todo el mundo. Sin embargo, las consecuencias físicas superan las monetarias pues, en algunos casos, los pacientes que no son tratados de manera adecuada o que se niegan a seguir los tratamientos y las recomendaciones médicas. Estos pueden tener efectos irreversibles.

Los efectos de la diabetes no controlada son: enfermedades cardiovasculares, neuropatía, daños irreversibles al riñón, disminución o pérdida de la visión. Algunos pacientes deben ser amputados en sus miembros inferiores.

Prevención

Sin duda, la mejor forma de prevenir la diabetes es la práctica de algún deporte, mínimo 3 veces a la semana, durante 30 minutos como mínimo, y tener una dieta balanceada que incluya: tres comidas principales, (desayuno, almuerzo y cena) merienda y onces. Se debe limitar el consumo de harinas, y aumentar el de frutas y verduras.

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